El Cometa Swan en el cielo

☄️ El Cometa SWAN en susurro de la noche 






😘 En octubre de 2025, el cielo nocturno recibe a un viajero silencioso: el cometa SWAN (C/2025 R2), descubierto el 11 de septiembre por Vladimir Bezugly mediante el instrumento SWAN del satélite SOHO. 


🤔 Este cometa no periódico, con un período orbital estimado de 20.000 años, alcanzará su punto más cercano a la Tierra el 20 de octubre, justo cuando las Oriónidas también cruzan el firmamento.


👉Su trayectoria lo lleva a través de constelaciones otoñales, bajo un cielo sin Luna, lo que lo convierte en una oportunidad única para observarlo sin interferencias lumínicas. Aunque no será visible a simple vista en todas las regiones, con binoculares o telescopios modestos se podrá apreciar su coma verdosa y su cola tenue, como una firma de hielo y polvo que se disuelve en el espacio.








🧊 El cometa C/2025 R2 SWAN alcanzó su perihelio el 12 de septiembre, pasando a unos 0,5 UA del Sol, justo más allá del afelio de Mercurio. Este cometa pertenece al tipo no periódico, pero no es un visitante por primera vez del Sistema Solar interior, lo que aumenta sus posibilidades de sobrevivir al viaje.



🕊️ Después del perihelio, el brillo del cometa alcanzó una magnitud de 7 a 6.5. Aún no está claro si esto fue causado por una erupción repentina o por un aumento gradual de luminosidad.


🔭 ¿Cuándo observarlo mejor?


El cometa C/2025 R2 (SWAN) será visible en el cielo vespertino del 10 de septiembre al 1 de noviembre de 2025. Durante este período, su brillo variará entre magnitud 9 y 11: será más intenso a mediados de octubre y más débil al principio y al final del periodo. Solo podrá observarse con binoculares o un pequeño telescopio, apareciendo como una débil mancha difusa con una corta cola —de unos dos diámetros lunares— orientada en dirección opuesta al Sol. El mejor momento para observarlo será alrededor del 18 de octubre, cuando el cometa se encuentre relativamente alto sobre el horizonte y aún lo suficientemente brillante.



🌌 El cometa SWAN no es solo un cuerpo celeste: es una pregunta suspendida en el tiempo. Su paso fugaz, su coma verdosa, su cola que se disuelve en la noche, nos recuerdan que el universo no se detiene a esperar. Que hay belleza en lo que no vuelve. Que hay memoria en lo que apenas se insinúa.







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