El misterio de los planetas sin estrella

El misterio de los planetas errantes sin estrella




Durante milenios, los humanos que observaron el cielo pensaron que era un ejemplo de estabilidad y armonía. En las pocas décadas que dura una vida no es fácil intuir las historias de violencia que acompañan a esos puntitos de luz que iluminan la noche. Pero el progreso de la ciencia y la aparición de nuevos instrumentos con los que entrometerse en la vida íntima de las estrellas cambió nuestra visión del universo. Un análisis reciente de las órbitas del Sistema Solar sugiere que en sus orígenes Júpiter avanzó hacia el Sol arrojando contra él a varios planetas rocosos. De los escombros de aquel cataclismo surgió la nueva organización del sistema que hizo posible la aparición de la Tierra. Sucesos como este pueden acabar también con la expulsión de algún planeta de su órbita y ahora sabemos que, debido a eventos similares, existen mundos sin estrella que vagan solitarios por el cosmos.

En el año 2000, un equipo liderado por el investigador del Instituto Astrofísico de Canarias Rafael Rebolo publicó en la revista Science el hallazgo de tres planetas gigantes, con entre 5 y 15 veces la masa de Júpiter, que no estaban ligados a ninguna estrella. Estos planetas, situados a 1.000 millones de años luz de la Tierra, eran auténticos recién nacidos, con menos de 5 millones de años de edad. Se trataba de las primeras evidencias de que los planetas errantes podían existir. 


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