Noticias Diciembre 19 - 25
Un estudio demuestra la forma en que se creó nuestra galaxia (20/12/2016)
Todo
el mundo tiene un pasado, incluso nuestra galaxia, la Vía Láctea.Y al igual que
ocurre con las redes sociales, la imagen no es siempre tan bonita como parece
en la superficie, según el astrónomo Casey Papovich (Universidad de Texas
A&M). Papovich señala que las grandes galaxias de disco como nuestra propia
Vía Láctea no siempre han sido las estructuras espirales con forma de molinillo
y bien ordenadas que vemos en el universo hoy en día. Por el contrario, él
junto con otros expertos internacionales que están especializados en la
formación y evolución de galaxias, piensan que hace entre 8 mil millones y 10
mil millones de años, los progenitores de la Vía Láctea y de las galaxias
espirales de disco similares eran más pequeñas y menos organizadas, aunque muy
activas en su juventud.
Utilizando
el conjunto internacional de radiotelescopios ALMA, el equipo de investigadores
ha estudiado cuatro versiones jóvenes de galaxias como la Vía Láctea que se
encuentran a 9 mil millones de años-luz de distancia, lo que significa que
podían observarlas tal como eran hace 9 mil millones de años aproximadamente.
Descubrieron que cada galaxia era increíblemente rica en monóxido de carbono,
un trazador bien conocido de gas molecular, que es el combustible para la
formación de estrellas.
"Utilizamos
ALMA para detectar versiones adolescentes de la Vía Láctea, encontrando que
tales galaxias contienen, efectivamente, cantidades mucho más grandes de gas
molecular, lo que alimentaría una rápida formación de estrellas", afirma
Papovich. "Comparo estas galaxias con un adolescente humano que consume
cantidades prodigiosas de comida para alimentar su crecimiento durante su
adolescencia".
Aunque la abundancia relativa de gas formador de estrellas en estas
galaxias es muy grande, Papovich afirma que no están completamente formadas aún
y son bastante pequeñas en comparación con la Vía Láctea tal como la observamos
hoy en día. Los nuevos datos de ALMA indican que la mayor parte de la masa de
estas galaxias se encuentra en forma de gas frío en lugar de encontrarse en
estrellas, una situación que se ha invertido en la actualidad en nuestra Vía
Láctea, donde la masa contenida en las estrellas supera a la del gas en un
factor 10 a 1. Estas observaciones están ayudando a completar la imagen de cómo
evoluciona la materia en las galaxias del tamaño de la Vía Láctea y cómo se
formó nuestra propia galaxia.La estrella Belteguese gira más rápido de lo que se esperaba (21/12/2016)
El
astrónomo J. Craig Wheeler (Universidad de Texas en Austin) piensa que
Betelgeuse, la brillante estrella roja que marca el hombro de Orión, el
Cazador, puede haber tenido un pasado más interesante de lo que parece a
primera vista. Trabajando con un equipo internacional de estudiantes, Wheeler
ha descubierto pruebas de que la estrella supergigante roja podría haber nacido
con una estrella compañera, que más tarde engulló.
Para
tratarse de una estrella tan famosa, Betelgeuse es aún misteriosa. Los
astrónomos saben que es una supergigante roja, una estrella masiva que se
acerca al final de su vida, por lo que se ha hinchado hasta un tamaño varias
veces superior al original. Algún día explotará como una supernova, pero nadie
sabe cuándo. "Podría ser dentro de diez mil años desde ahora, o podría ser
mañana por la noche", explica Wheeler, que es experto en supernovas.
Una
nueva pista sobre el futuro de Betelgeuse está relacionada con su rotación.
Cuando una estrella se infla convirtiéndose en una supergigante, su rotación
debería de frenarse. "Es como la clásica patinadora sobre hielo que
abre sus brazos en lugar de acercarlos al cuerpo", aclara Wheeler. Cuando
la patinadora abre los brazos, se frena. Así debería de haberse frenado también
la rotación de Betelgeuse cuando la estrella se expandió. Pero no es eso lo que
ha descubierto el equipo de Wheeler.
Utilizando un programa de modelización por computadora llamado MESA, los
investigadores crearon, por primera vez, un modelo de la rotación de
Betelgeuse. Al comprobar la rápida rotación de la estrella, Wheeler empezó a
especular. "Supongamos que Betelgeuse tuvo una compañera cuando nació, y
que estaba en órbita alrededor de Betelgeuse en una órbita del tamaño que tiene
ahora Betelgeuse. Cuando Betelgeuse se convirtió en una supergigante roja, se
la tragó". Una vez engullida, la estrella compañera transfirió el momento
angular de su órbita alrededor de Betelgeuse a la envoltura exterior de la
supergigante, acelerando la rotación de Betelgeuse. Wheeler estima que la
estrella compañera habría tenido la misma masa que el Sol, para poder explicar
el ritmo actual de giro de Betelgeuse de 15 km/s.
Más información:
VLA y ALMA se unen para mirar los lugares de nacimiento de la mayoría de estrellas actuales (22/12/2016)
Un equipo de astrónomos ha conseguido mirar por
primera vez el lugar exacto donde nacieron la mayoría de las estrellas que
brillan hoy en día. Para conseguirlo, han utilizado los conjuntos de
radiotelescopios VLA y ALMA para observar galaxias lejanas que se ven tal como
eran hace 10 mil millones de años. En aquel momento el Universo estaba
experimentando un pico en el ritmo de formación de estrellas. La mayoría de las
estrellas del Universo actual nacieron entonces.
"Sabemos que las galaxias de aquella época
formaban estrellas prolíficamente, pero no sabíamos cómo eran esas galaxias al
estar rodeadas por tanto polvo que la luz visible apenas escapa de ellas",
explica Wiphu Rujopakam (Universidad de Tokio y Universidad de Chulalongkorn,
Bangkok).
Las ondas de radio, a diferencia de la luz visible,
pueden atravesar el polvo. Los astrónomos utilizaron el VLA y ALMA para
estudiar galaxias del Campo Ultraprofundo del Hubble, una pequeña área del
cielo donde el telescopio espacial Hubble tomó exposiciones muy largas para
detectar galaxias en el Universo muy lejano.
Las observaciones nuevas con VLA y ALMA han
respondido a preguntas relacionadas con los mecanismos responsables de la
formación a nivel global de estrellas en esas galaxias. Han descubierto que la
intensa formación de estrellas en las galaxias estudiadas a menudo tenía lugar
por toda la galaxia, y no en regiones mucho más pequeñas, como ocurre en las
galaxias de hoy en día que tienen ritmos de formación estelar igual de altos.Más información:
Por vez primera, geólogos de la Universidad de Lieja han sido capaces de determinar la naturaleza de los minerales presentes sobre la superficie de Mercurio, uno de los cuatro planetas telúricos de nuestro Sistema Solar. Su estudio se basa en experimentos realizados en laboratorio bajo temperaturas extremas, para reproducir las condiciones observadas durante la cristalización de magmas. La mineralogía de las rocas sobre la superficie de los planetas es un indicador excelente del origen y evolución de los planetas desde los principios del Sistema Solar.
Entre 2011 y 2015 la sonda Messenger enviada por NASA estuvo en órbita alrededor de Mercurio y tomó decenas de miles de medidas físico-químicas de la corteza de Mercurio. Es en base a estas medidas que Olivier Namur y Bernard Charlier (FRS-FNRS) pudieron reproducir en su nuevo laboratorio de petrología, muestras de magma de Mercurio.
La corteza de Mercurio es origen magmático, creada por lava procedente del manto hace entre 4200 millones y 3500 millones de años. En su estudio, los dos investigadores pudieron definir regiones diferentes en el hemisferio norte de Mercurio, cada una caracterizada por una mineralogía específica.
Su mayor descubrimiento ha sido encontrar una relación entre la edad de esas regiones y la mineralogía de la lava en sus superficies, lo que demuestra el papel importante que jugó la evolución en temperatura de Mercurio sobre su historia volcánica. La actividad magmática de Mercurio se interrumpió hace 3500 millones de años, convirtiéndolo en el planeta telúrico que más rápidamente se enfrió de nuestro Sistema Solar.
Entre 2011 y 2015 la sonda Messenger enviada por NASA estuvo en órbita alrededor de Mercurio y tomó decenas de miles de medidas físico-químicas de la corteza de Mercurio. Es en base a estas medidas que Olivier Namur y Bernard Charlier (FRS-FNRS) pudieron reproducir en su nuevo laboratorio de petrología, muestras de magma de Mercurio.
La corteza de Mercurio es origen magmático, creada por lava procedente del manto hace entre 4200 millones y 3500 millones de años. En su estudio, los dos investigadores pudieron definir regiones diferentes en el hemisferio norte de Mercurio, cada una caracterizada por una mineralogía específica.
Su mayor descubrimiento ha sido encontrar una relación entre la edad de esas regiones y la mineralogía de la lava en sus superficies, lo que demuestra el papel importante que jugó la evolución en temperatura de Mercurio sobre su historia volcánica. La actividad magmática de Mercurio se interrumpió hace 3500 millones de años, convirtiéndolo en el planeta telúrico que más rápidamente se enfrió de nuestro Sistema Solar.
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