Noticias Octubre 24 - 30

"Breakthrough Listen" buscará señales de vida inteligente alrededor de una estrella extraña (27/10/2016)







La estrella de Tabby ha provocado tanto interés durante el año pasado, con especulaciones sobre si alberga una civilización altamente avanzada capaz de construir megaestructuras en órbita para captar la energía de la estrella que el proyecto Breakthrough Listen de UC Berkeley está dedicando horas de tiempo de observación del radiotelescopio Green Bank para ver si puede detectar señales de extraterrestres inteligentes.
"El programa Breakthrough Listen tiene el equipo SETI más potente del planeta y acceso a los telescopios más grandes del mundo", afirma Andrew Siemion (Berkeley SETI Research Center). "Podemos mirar con mayor sensibilidad y en un intervalo de tipos de señales más amplio que cualquier otro experimento del mundo".
"Todo el mundo, todos los telescopios del programa SETI, todo astrónomo con un tipo de telescopio que pueda ver a cualquier longitud de onda la estrella de Tabby, la ha observado", comenta. "Ha sido escudriñada con el Hubble, con el Keck, en el infrarrojo y en radio y en altas energías y en cualquier modo posible que puedas imaginar, incluyendo un conjunto completo de experimentos SETI. No se ha encontrado nada".
Aunque Siemion y sus colaboradores son escépticos acerca de que el comportamiento único de la estrella sea un indicador de una civilización avanzada, no pueden no mirar. Se han unido con los astrónomos  Jason Wright y Tabetha Boyajian (de quien recibe su nombre la estrella) para observarla con instrumentos sofisticados que el equipo de Breakthrough Listen ha montado recientemente sobre el telescopio de 100 m de diámetro. Las observaciones serán de ocho horas durante tres noches seguidas, empezando ayer 26 de octubre, lo que supondrá alrededor de 1 petabyte de datos en cientos de millones de canales de radio individuales.


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Planetas del tamaño de la Tierra, preferiblemente con agua (27/10/2016)







En las simulaciones por computadora realizadas por astrofísicos de la Universidad de Berna sobre la formación de planetas en órbita dentro de la zona habitable de estrellas de poca masa, como Proxima Centauri, muestran que en estos planetas es muy probable que algunos planetas tengan un tamaño aproximado al tamaño de la Tierra y seguramente contengan grandes cantidades de agua.
En agosto de 2016 el anuncio del descubrimiento de un exoplaneta terrestre en órbita en la zona habitable de Proxima Centauri estimuló la imaginación de los expertos y del público general. Este hallazgo, junto con el de otro planeta similar en mayo de 2016 en órbita alrededor de una estrella con menos masa aún (Trappist-1) convenció a los astrónomos de que estas estrellas enanas rojas pueden albergar una gran población de planetas como la Tierra.
"Nuestros modelos han tenido éxito a la hora de reproducir planetas que son similares en términos de masa y periodo a los observados recientemente", explica Yann Alibert. "Es interesante que encontremos que los planetas en órbitas cercanas alrededor de este tipo de estrellas tengan tamaños pequeños. Típicamente tienen entre 0.5 y 1.5 veces el radio de la Tierra, con un pico a 1.0 radios de la Tierra".
Además los investigadores determinaron el contenido en agua de los planetas en órbita alrededor de su pequeña estrella dentro de la zona habitable. Encontraron que, considerando todos los casos, alrededor de un 90% de los planetas albergan más de un 10% de agua. En comparación, la Tierra posee una fracción de agua de solo 0.02%. Así que muchos de estos planetas alienígenas son literalmente mundos de agua comparados con el nuestro. La situación puede ser aún más extrema si los discos protoplanetarios en los que se forman estos planetas duran más tiempo de lo asumido en los modelos. En cualquier caso, estos planetas estarían cubiertos por océanos muy profundos en el fondo de los cuales, debido a la enorme presión, el agua se encontraría en forma de hielo.


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Finalizada la Exploración de Plutón por la sonda Nuevos Horizontes (28/10/2016)








La misión New Horizons de NASA alcanzó esta semana un hito importante cuando los últimos bits de datos científicos del paso por Plutón (almacenados en los registros digitales de la nave desde 2015) llegaron a la Tierra.


Habiendo recorrido más de 5 mil millones de kilómetros (cinco horas y ocho minutos a la velociad de la luz) desde la nave New Horizons, el bloque final, un segmento de una observación de Plutón y Caronte tomada con el instrumento Ralph/LEISA llegó al centro de operaciones de la misión del Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins (USA) el 25 de octubre tras ser reenviado desde la estación de espacio profundo de la NASA en Canberra (Australia). Eran algo más de 50 gigabits de datos, los últimos tomados del sistema de Plutón transmitidos a la Tierra por New Horizons durante los últimos 15 meses. 



“Los datos sobre el sistema de Plutón que New Horizons ha tomado nos han asombrado una y otra vez con la belleza y complejidad de Plutón y de su sistema de lunas”, comenta Alan Stern (Southwest Research Institute). “Tenemos mucho trabajo por delante para comprender las más de 400 observaciones científicas que han sido enviadas a la Tierra. Y eso es exactamente lo que vamos a hacer; después de todo, ¿quién sabe cuándo llegarán los próximos datos de una nave espacial que visite Plutón?”.



Como solo tenía una oportunidad de observar su objetivo, New Horizons fue diseñada para reunir tantos datos como pudiera y tan rápidos como fuese posible, tomando 100 veces más datos en su acercamiento a Plutón y sus lunas de lo que podía enviar a la Tierra antes de proseguir. La nave espacial fue programada para enviar conjuntos de datos de alta prioridad, seleccionados, en los días justo anteriores y posteriores al máximo acercamiento, y empezó a enviar la gran cantidad de datos que quedaron almacenados en septiembre de 2015.



Así se formó el cráter anillado de la Luna (28/10/2016)





La Cuenca Oriental (Mare Orientale) de la Luna es el arquetipo de las cuencas con anillos múltiples que se han encontrado por todo el Sistema Solar. Ahora un equipo de científicos, utilizando datos de la misión Gravity Recovery and Interior Laboratory (GRAIL)  de NASA, ha arrojado nueva luz sobre la formación de esta estructura con forma de enorme diana de la Luna. Sus descubrimientos permitirán a los científicos comprender mejor cómo influyeron estos impactos gigantes en la evolución de la Luna, Marte y la Tierra.

Formada hace unos 3800 millones de años, la Cuenca Oriental está situada en el borde suroeste de la cara visible de la Luna y es apenas visible desde la Tierra. Las estructuras más prominentes de la cuenca son tres anillos concéntricos de roca, de los cuales el más exterior tiene un diámetro de más de 900 km.

Los científicos han debatido durante años acerca de cómo se formaron estos anillos. Gracias a los pasos sobre de la cuenca realizados por las naves gemelas de la misión GRAIL en 2012, los científicos piensan que finalmente lo han averiguado. Los datos de GRAIL revelan detalles nuevos acerca de la estructura del interior de Oriental. Los científicos usaron esa información para calibrar un modelo por computadora que, por primera vez, fue capaz de reproducir la formación de los anillos.

Uno de los misterios clave era la posición y tamaño del cráter transitorio de Oriental, la depresión inicial creada cuando el objeto que impactó expulsó material de la superficie. En los impactos pequeños queda el cráter inicial. Pero cuando se producen colisiones mayores, el rebote de la superficie tras el impacto puede borrar, a veces, cualquier rastro del punto de impacto inicial. La señal de gravedad de GRAIL sugiere que el cráter transitorio se encontraba en algún punto entre sus dos anillos interiores, y que medía entre 300 y 500 km de diámetro. Cualquier resto reconocible en la superficie de ese cráter fue borrado por el resultado de la colisión.
Más información:
https://news.brown.edu/articles/2016/10/orientale

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